Por José Manuel Valiñas y Jorge MonjarásEl encanto del Valle de Guadalupe no te invade de golpe. Quizá al inicio te asombren las abundantes gamas de ocres de esa semidesértica campiña, pintada aquí y allá de un verde intenso por árboles y viñedos, y con rocas gigantes que parecen “pulidas, blancas y enormes”.Quizá en algún momento inadvertido te entregues al sonoro rumor del viento, cuando pasa entre las hojas de los olivos o por algún camino bordeado de girasoles. Tal vez te maravilles de degustar el menú de algún restaurante con un chef que tiene estrellas Michelin, pero en donde el...…Por José Manuel Valiñas y Jorge MonjarásEl encanto del Valle de Guadalupe no te invade de golpe. Quizá al inicio te asombren las abundantes gamas de ocres de esa semidesértica campiña, pintada aquí y allá de un verde intenso por árboles y viñedos, y con rocas gigantes que parecen “pulidas, blancas y enormes”.Quizá en algún momento inadvertido te entregues al sonoro rumor del viento, cuando pasa entre las hojas de los olivos o por algún camino bordeado de girasoles. Tal vez te maravilles de degustar el menú de algún restaurante con un chef que tiene estrellas Michelin, pero en donde el...WW…